Dani Fernández hace explotar la Axerquía con un directo de cine
Festival de la Guitarra
El artista manchego saca su lado más íntimo en una noche de bailes y 'sold out'
Las mejores imágenes del concierto de Dani Fernández en el Festival de la Guitarra de Córdoba

Córdoba/Es viernes noche, puro verano, altas temperaturas y una cita para la música en vivo de categoría. Dani Fernández, ni más ni menos. Un público heterogéneo es el que asiste a la Axerquía; grupos de jóvenes, parejas, familias enteras se acercan al escenario durante las pruebas de luces que animan los minutos previos al comienzo del concierto. Muchos buscan sus asientos como agua de mayo, nerviosos por sentir ese cosquilleo del que muchos hablan, ese sentir de la música y esas letras que pueden acompañar varias etapas de la vida. También hay gente sola, personas que no necesitan excusa para hacer lo que quieren, que no necesitan compañía y que entienden que cualquier momento es bueno para escuchar música en vivo, en el Festival de la Guitarra. Hay artistas para todos los gustos, para los que huyen de las normas, para los que aman desahogar su corazón con las letras más sinceras, pero, sobre todo, para los que se atreven, los que se atreven a todo. También a sentir a solas o acompañados los temas de Dani Fernández.

La cuenta atrás era acelerada. Los instrumentos están posados en la mitad de la plataforma mientras unas palabras introducen al público en el show. Todo empieza con Joderme la vida, una presencia escénica que rompe cualquier molde imaginable. “Esas palmas arriba todo el mundo”, anima. Desde los primeros acordes deja claro que es un día especial para él. Al segundo, entona Clima Tropical y, por "explosión", la de los sentimientos que azotan la cabeza de los espectadores. Termina la canción casi a solas, con el público como corista invitado.
Describe en varias ocasiones que no es muy suyo eso de hablar en los conciertos, que prefiere que la música sea la protagonista, pero durante este diálogo recuerda las raíces de su abuelo cordobés. Unas confesiones que se ganan el abrazo virtual del público, aunque siente muy de cerca a su familia. Más tarde, suelta su instrumento y entona Inertes. “¿Cuántas ganas tenemos de fiesta aquí?”, reclama, y la banda al completo desarrolla su trabajo, sin temblar en cada acorde y siendo poderosa. Algo normal, ya que era el turno de Dile a los demás. En un viernes como este poco importa ese "desastre", el que nombra en la canción, puesto que todos rezan porque haga honor a la estrofa y esta noche sea larga, casi infinita. El artista de Alcázar de San Juan anima desde la plataforma a que esos “oh” se hagan eternos, con confeti incluido. Una vez más, Dani se apodera de la escena.

Una luz tenue llega al escenario para emocionar, con micro en mano y una voz más auténtica que nunca, al unísono cierra sus ojos mientras canta Si tus piernas. Un silencio y las notas más altas inundan al foso, lo da todo, lo siente en cada hueso de su cuerpo, contagia al grupo y lo emociona, termina con un wow que se hace eterno en el recinto. Pero esto no es todo. El artista se retuerce siendo parte de esas letras que desbordan intensidad, de la buena. Se sube, sin miedo, a una pequeña plataforma del escenario y la canción se apodera de una banda que acompaña y, sobre todo, complementa como estrellas del cielo a este artista. Todo cambia y no había un cuerpo viviente que no se supiera el tema como esa canción de misa que todos se saben de memoria. Y mientras él hablaba de ese lugar, las manos de los asistentes bailaban al ritmo de la canción.
“Estamos aquí con la fresquita... ¿Queremos sudar un poco más o qué? ¿Quién quieren rock and roll Córdoba?". La voz que sale del artista se describe con una única palabra: Increíble. Nadie se asombra, es un hecho, el cantante hace de los directos una obra artística. Suena Cariño, suéltate el pelo, y Córdoba es parte de una escena para el recuerdo que se suma a ese mundo de Dani Fernández. Todos son uno en el público, misma forma de vibrar, algo casi celestial con ritmos rockeros y con luces rojas.

“Muchísimas gracias, de verdad", introduce. A lo que añade que lo duros que han sido los ensayos debido al calor han provocado daños en algunos instrumentos. Más tarde, le dedica una canción a aquella persona que "que apareció en mi vida e hizo que todo cambiara de verdad”. Maestría en cada instrumento que forma parte del grupo; con una banda como esta, un sold out parece poco. Luego, se escucha Plan fatal mientras los acordes en escena se combinan con imágenes del escenario y el foso ardiente gracias a un público entregado al completo.
Como curiosidad, al contrario que en el concierto del jueves, la barra sí está más libre y pedir una bebida no quita tiempo del concierto. Quizás, el público no quiere perder ni un segundo de este espectáculo con mayúsculas. “Perdonar si bebo mucha agua, tampoco quiero hablar demasiado, cantar es lo que hemos venido a hacer aquí". "Los que sois padres o madres sabéis esa incertidumbre que tenemos cuando estamos esperando a una personita, esas emociones...", confiesa. Y llegó Solo tienes que avisar.
Una guitarra con una cuerda un tanto colorida es el complemento perfecto mientras que Disparos forma parte de esta explosión. La ciudad tenía la gran suerte de estar frente a un artista transparente, claro y que no le importa mostrarse tal y como es. “Bueno, a ver, cómo os explico, mucha gente ya habrá escuchado este discurso porque habrá venido a verme aquí a Córdoba alguna vez. Venir aquí y ver esto petado me hace sentir uno más, nunca pensé que en Córdoba tendría mi casa, que un día lo fue de mi abuelo, siento tanto cariño por parte de vosotros. Quería pedir perdón a toda la gente que se quedó sin entrada", dice un cantante emocionado.
Más tarde sonó Criminal y todos suspiran por miedo a que esto no se acabe, ya que el reloj roza las doce menos cuarto. El show también ha sido excusa para mostrar una colección de guitarras. Para las últimas canciones y con un público en silencio sostiene una guitarra acústica, que se suma a las otras dos que ha sacado al principio. Aquí llega un momento fuerte, sin micro se acerca al abismo del escenario a cantar; no necesita aparatos para hacer vibrar la Axerquia. El público se arrodilla hacia él y le regala un silencio donde solo sobresale su voz a solas, sin nada más que las cuerdas que acompañan a esta nueva guitarra. Un regalo, La trama principal. Minutos después, un Dani Fernández cercano que antes de cantar Supersubmarina se la dedica a esos amigos de Baeza.
La última canción que llega a escena es Me has invitado a bailar. Su familia se despide con él mientras el confeti arrasa por todas sus prendas. Las lágrimas surfean por los ojos del artista, la emoción es real y la adrenalina del show lo provoca, besa su medalla y señala al cielo. Gracias, Dani.
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