Alicia Coronil, economista jefe de Singular Bank: "España está ensimismada por su crecimiento y no hace las reformas que necesita"

La experta cree que la economía española se puede ver beneficiada por la nueva política inversora alemana

Alicia Coronil Jónsson, economista jefe de Singular Bank.
Alicia Coronil Jónsson, economista jefe de Singular Bank. / M. G.

Sevilla/La economía global, europea y española vive un clima de incertidumbre máxima tras la disrupción que han supuesto las políticas de Donald Trump. En este contexto la economista jefe de Singular Bank, Alicia Coronil Jónsson (Madrid, 1973), que visitará Sevilla a finales de mes en actos organizados por la Agencia Trade y la plataforma Sociedad Civil Sevillana, ofrece su visión en esta entrevista.

Pregunta.Estamos en un momento de mucha incertidumbre económica, pero también en un compás de espera por la pausa de 90 días que Donald Trump ha puesto a la guerra arancelaria global. ¿Qué podemos esperar en este impasse hasta julio?

Respuesta.Efectivamente es un momento de muchísima incertidumbre y falta de visibilidad. Pero sí que estamos ya apreciando señales de deterioro de la confianza de los hogares de Estados Unidos, muy acusado. Y uno de los motores del crecimiento económico de Estados Unidos es precisamente el consumo de los hogares estadounidenses, más ese repunte tan acusado de las expectativas que tiene el sector privado en Estados Unidos. Y también una cosa que creo que es muy importante es cómo han caído las encuestas de popularidad de Donald Trump. Su aceptación está por debajo de la que tenía en su primer mandato, y es inferior a la que tuvieron Biden, Obama e incluso Bush hijo en los primeros 100 días. En ese contexto están los acuerdos que se están empezando a negociar. También con China, porque al final el objetivo de Trump es intentar frenar que China se convierta en la potencia hegemónica.

P.Por varios factores, el fundamental la deuda soberana de Estados Unidos, Trump plantea esta pausa, que quizás no estaba en sus posiciones iniciales porque quería una posición de fortaleza para negociar. ¿Qué posibilidad hay de una rectificación más permanente de esta política que ha emprendido?

R.Estamos ante una rectificación de política que no va a reconocer como tal. Habría que distinguir, en clave interna no va a haber una rectificación de toda esa filosofía MAGA (Make America Great Again). Y a lo mejor en política inmigratoria no vemos un cambio drástico, a pesar de los perjuicios que está provocando en algunos sectores productivos de Estados Unidos donde falta capital humano, falta talento. Pero sí que creo que puede ir graduando el mensaje de cara perfectamente a esos socios comerciales que él necesita, como pueden ser los europeos o pueden ser las principales economías de la región Asia-Pacífica, para contrarrestar ese creciente liderazgo que tiene China, ya no solamente en materia comercial, sino también en cosas que son muy críticas, como controlar las materias primas estratégicas de minerales o desde el punto de vista tecnológico. Al final Estados Unidos necesita de aliados realmente si quiere conseguir esa estrategia de frenar a China. De hecho, al principio la pausa no afectó a China, sino que endureció su postura, aunque ahora ha habido un acuerdo de desescalada mutua, con otra pausa de 90 días para negociar más.

P.¿Lo esperaba?

R.Esta moderación o reajuste de los aranceles para China se veía que tendría que hacerla porque realmente en Estados Unidos podría haberse creado un problema de falta de aprovisionamiento y ruptura en las cadenas de valor, con falta de productos en las estanterías de los supermercados. Habría afectado a dos campañas que son muy importantes también para la economía de Estados Unidos, como son Halloween y el Black Friday o incluso la campaña de Navidad. Aunque Estados Unidos ha diversificado su cadena de valor en estos últimos años desde el Covid más hacia México, Canadá o incluso Vietnam, al final hay productos como pueden ser los juguetes, el textil olas bicicletas, por mencionar alguno, más allá de ordenadores y demás, en los que el 80% de esa cadena de suministro procede de China.

"El reajuste de los aranceles con China se veía que Trump iba a hacerla para no caer en el desabastecimiento”

P.¿Hasta qué punto Japón y China, como segundo y tercer tenedor de deuda soberana de Estados Unidos, pueden condicionar a Trump para que deje sus apuestas completamente en pausa indefinidamente?

R.Ahí hay un riesgo sistémico si deshacen sus posiciones de forma abrupta. No veo haciendo eso a Japón, pero tampoco lo veo por parte de China. Aunque la estadística nos diga que los mayores tenedores son Japón y China, detrás de estos tenedores hay muchísimos fondos de inversión que han comprado precisamente a través de los mercados asiáticos. Pero es que también hay que analizar que actualmente no hay ninguna moneda que pueda sustituir el papel del dólar. Y me explico. El euro claro que puede ganar protagonismo y lo está haciendo en las últimas semanas, pero al final no tenemos esa unión de capitales formada. Somos 20 países donde puede surgir algún tipo de tensionamiento político que hace difícil, salvo que se siga avanzando en la unión monetaria, fiscal y de capitales, para que sustituya al dólar en el tiempo presente. Y el yuan tampoco es una alternativa, a pesar de ese creciente liderazgo tecnológico, comercial y económico de China, porque es una moneda controlada por un Gobierno. Eso hace que vamos a ver muchísima volatilidad en el dólar, pero es más una cuestión de flujos, de inversores que empiezan a ver otros mercados como mercados refugio, que puede ser el mercado europeo o el de Japón o Reino Unido. Pero no es porque consideren que hay que deshacer el dólar, porque ya ha dejado de ser una moneda de referencia, más bien será por diversificar riesgos ante la volatilidad que tienen las perspectivas económicas globales, pero también las de Estados Unidos, y porque a pesar de que en Europa no estamos creciendo, quitando España a tasas muy aceleradas, pero sí que Europa ahora mismo ofrece algo que yo creo que es muy importante, que es confiabilidad y también seguridad jurídica.

P.¿Europa ha jugado bien sus bazas en esta crisis?

R. Europa ha tomado una posición de no romper puentes. Con sus medidas arancelarias no ha sido agresivo, a diferencia de lo que hizo China respondiendo. Decidió modular y ver realmente por dónde va la dirección de Donald Trump. Soy una firme convencida de que tras la llegada del nuevo canciller alemán vamos a ver que el eje franco-alemán todavía se va a unificar más. Y es muy positivo que Reino Unido mire no solamente a Estados Unidos, sino también que haga como puente para Europa. Los europeos estamos tomando conciencia de la necesidad que tenemos de emerger y ver que somos necesarios tanto para Estados Unidos como para China. Y si sabemos jugar esas cartas, como menciona, pues efectivamente podemos emerger como un nuevo actor económico absolutamente clave.

P.¿Pero, salvo la economía española, la debilidad económica de la Eurozona y especialmente de Francia y Alemania, no puede pesar a la hora de tomar decisiones respecto a esta situación?

R.Estamos en un momento absolutamente crítico. Eso va en favor de que se hagan las cosas. Alemania, que para mí es la clave, ha tomado conciencia de cuáles son todos los problemas que afronta, aparte de esa polarización política que tienen, porque si algo tienen los alemanes es la conciencia de país, siempre han sabido salir de sus recesiones, lógicamente a veces han cometido errores, como la dependencia del gas ruso. Ahí está el giro de la política fiscal de Alemania, en el que no solamente se platean medidas para reducir la presión fiscal de las empresas y los hogares –incluso se está analizando si se rediseña el IVA en algunos aspectos, como en la hostelería, lo cual sería parecido a lo que ocurre en España– sino un plan de infraestructuras de 500.000 millones de euros en un país que tiene la capacidad de hacerlo, porque no tiene un problema de deuda ni de déficit. Eso va a ser un impulso muy importante para el crecimiento económico del conjunto de la Eurozona. Y España se puede ver beneficiada, ¿por qué? Porque son inversiones en infraestructuras desde líneas de ferrocarril, logística, despliegues de banda ancha, de datos, y al final aquí estamos hablando de sectores donde España tiene mucho know-how y mucho que aportar, de transición energética. España tiene empresas líderes en ingeniería y en renovables.

"En España falta más conexión con el mundo empresarial y más colaboración público privada”

P.No sé si comparte la visión de que España está un poco ensimismada por el gran crecimiento que tiene, que es excepcional en la Eurozona y en toda la UE y en todo el mundo, pero no se están tomando medidas estructurales para mejorar deuda, déficit, incluso para que esta situación de privilegio sí que sea estructural y no coyuntural.

R.La comparto. Estamos ensimismados. No se están haciendo las reformas estructurales para realmente aprovechar este ciclo económico de crecimiento, ya no solamente para hacer ese plan de consolidación fiscal, si me lo permite, sino para adaptar el país al mundo que viene. Nosotros tenemos nuestras 5D: demografía, digitalización, descarbonización –todo eso requiere adaptar el tejido económico y la economía real–, pero las otras dos que hacen cinco que son la desconfiguración del orden mundial y la desglobalización. España tendría que estar preparándose para ser un receptor de centros de producción y de inversión productiva. No se está haciendo nada en ámbitos como es la educación, que es uno de nuestros problemas estructurales. Porque no formamos a los jóvenes en el talento para aquellos sectores que van a demandarse puestos de trabajo. Tampoco se está dotando de un marco regulatorio y fiscal que realmente ayude a nuestras empresas, porque al final somos un país de mucha micro y pequeña empresa. No se está haciendo absolutamente nada de esto. Y es una pena. Tampoco estamos mirando que uno de los vectores de este crecimiento económico, el sector turístico, también tiene necesidades de que se les apoye y se hagan reformas. Falta más conexión con el mundo empresarial. Y más colaboración público-privada. Entender qué necesitan nuestras empresas para abordar este mundo que está en plena transformación y que estamos ante una nueva era.

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