Miembros de la Ejecutiva de Sánchez ya piensan en un congreso extraordinario o en el relevo del presidente

Creen que una renovación a fondo de la dirección socialista sin que el presidente asuma una prueba de confianza es una respuesta tímida después del encarcelamiento de Cerdán

Las federaciones más importantes, sin embargo, no quieren un cónclave en estos momentos

El juez del Tribunal Supremo cree en la implicación de más personas en la trama de Cerdán

Pedro Sánchez, este martes en Sevilla.
Pedro Sánchez, este martes en Sevilla. / Juanjo Martín/EFE

Ni siquiera una amplia renovación de la Ejecutiva federal, tal como se ha anunciado para el comité federal que se celebrará el próximo sábado. El encarcelamiento del último secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, ha llevado al PSOE a un estadío más grave que el shock, al de la frustración y el hundimiento. Ante ello, algunos miembros de la dirección federal creen que no bastará con una profunda reorganización de la Ejecutiva, sino que hay que replantearse el congreso extraordinario y, si el caso de Cerdán afectase a más ministros, habría que pensar en el relevo de Pedro Sánchez en la presidencia del Gobierno, sin perder el Gobierno. "Un Calvo Sotelo", se cita en referencia a la dimisión de Adolfo Suárez, que cesó para proponer al Rey al nombre de su sucesor.

Pedro Sánchez ha hablado desde el viernes pasado con su entorno más cercano y con personas con las que mantiene un vínculo de confianza más allá de los límites de Ferraz y de Moncloa. Dos miembros de la Ejecutiva federal con los que ha hablado este medio, y que son partidarios de Sánchez, creen que el secretario general debe convocar un congreso extraordinario en el que pase por una suerte de "cuestión de confianza interna". Según esta opinión, de nada valdría cambiar a muchas personas en la Ejecutiva si "quien está cuestionado es él". La confianza puesta en Ábalos, después en Cerdán, y los casos de su esposa y de su hermano lo interpelan de modo personal.

Un tercer miembro de la dirección federal no opina lo mismo, pero cree que debe haber una "revolución" en la Ejecutiva federal que se extienda a "los responsables en los territorios y a los secretarios provinciales". Se cita el caso de María Jesús Montero como una persona que acumula los cargos más importantes después de Sánchez, es vicepresidenta primera del Gobierno, vicesecretaria general del PSOE y secretaria general en Andalucía y candidata a la Junta. La cercanía de las elecciones andaluzas aconsejarían que se dedicase con más tiempo a la comunidad autónoma.

Las federaciones socialistas más importantes -Andalucía, Cataluña y Valencia- no son partidarias de abrir un proceso extraordinario en el partido, aunque sí esperan en unos cambios profundos en la Ejecutiva.

Esta tesis de la gran renovación es la que se puede imponer en el comité federal del próximo sábado, pero hay quienes sostiene que no servirá de nada de cara a la opinión pública y que se corre el riesgo de que Sánchez pase por depurar responsabilidades a otras personas con tal de no tomar sus propias responsabilidades políticas.

Sevilla, un congreso impugnado

El último congreso federal del PSOE, el 41º de Sevilla, ha quedado impugnado. Aquel cónclave fue concebido como un congreso de resistencia ante lo que se suponían eran mentiras de los medios, del PP y de algunos jueces. Por eso, y a pesar de la denuncia del intermediario Víctor de Aldama, Sánchez confirmó a Cerdán como número tres. En la apertura de esta reunión, la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, aseguró que las acusaciones de "corrupción se fundamentan en falsedades y mentiras". Cerdán denunció "la cacería humana" de la que era víctima Sánchez, incluso desde el ámbito "de los jueces". Todo fue en la misma línea, la del rechazo de lo que, en buena medida, ha sido verdad.

Y ésta es la misma tesis que Cerdán defendió ante el juez del Supremo Leopoldo Puente el lunes pasado. Que él es víctima de una conspiración por ser "el arquitecto de los gobiernos de coalición progresistas", lo que llevó ante el Supremo fue la tesis del 41º Congreso Federal.

Por eso los partidarios del congreso extraordinario opinan que hay que superar lo que la realidad ha mostrado como un error. Creen que Sánchez debe presentarse ante este cónclave, desafiar a los competidores si los hubiera, como los que pudieran presentar Emiliano García-Page o Felipe González, y salir con una nueva Ejecutiva y una confianza renovada entre la militancia.

Más grave sería aún que el caso implicase a otros miembros del Gobierno. El juez del Tribunal Supremo apunta a que en la trama de mordidas debieron trabajar más personas. Eso es lo que más preocupa, que ministros como Ángel Víctor Torres o la presidenta del Congreso, Francisca Armengol, pudieran ser llamados como imputados. Hay que tener en cuenta que Víctor de Aldama contactó con la trama para obtener una licencia de operador de hidrocarburos, y eso no se consiguió en el Ministerio de Transportes, sino en el de Transición Ecológica.

Sólo en esos casos se plantearían los miembros consultados una dimisión de Pedro Sánchez al frente del Gobierno para proponer al Rey la elección de otro presidente socialista en el Congreso. Ninguna de las fuentes consultadas es partidaria del adelanto electoral mediante la dimisión de Sánchez, ya que son conscientes del mal momento electoral que atraviesa el PSOE.

Adolfo Suárez, cercado por los críticos de su partido -UCD- y por las maniobras para sustituirlo mediante una moción de censura, presentó su dimisión como presidente del Gobierno en 1981 ante el Rey, a quien propuso la elección de Leopoldo Calvo Sotelo. Finalmente, aunque con un intento de golpe de Estado en el interregno, Calvo Sotelo fue elegido por el Congreso y llevó la legislatura hasta octubre de 1982.

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