Enrique de Inglaterra teme cerrar en falso su relación familiar con una muerte de su padre, Carlos III
El segundo hijo del monarca británica proclama un acercamiento que ha sido recibido con indiferencia e incluso se le ha afeado el tono y las palabras
El príncipe Enrique de Inglaterra se enfrenta a acusaciones de acoso y racismo
El terror del príncipe Enrique que no tiene nada que ver con sus obligaciones

La mala relación con su padre, el rey Carlos III, y con su hermano, el príncipe de Gales, Guillermo, está pasando factura en todos los aspectos al príncipe Enrique que hace dos años publicaba un libro, En la sombra, en la que relataba su mala experiencia dentro de la familia real desde adolescente, marcado por el trágico fallecimiento de su madre, Diana Spencer. De hecho siente a día de hoy muchos paralelismos con su madre.
Este viernes el príncipe Enrique de Inglaterra concedió una entrevista a la BBC desde su hogar de California y que ha ocasionado nuevas polémicas e inquietudes en torno Buckingham. El duque de Sussex se ha mostrado conciliador, también algo victimista, en esa comparecencia en la televisión pública británica destacando el mensaje de que quiere cerrar las heridas en el seno de la familia. Un anhelo personal que reaparece en un momento de evidentes tensiones y distancias insalvables. La enfermedad de su padre detectada hace casi año y medio, un cáncer del que se está tratando, le ha afectado y el príncipe desearía acercar posturas y sentir mayor aparecio porque no sabe cuándo su padre podría fallecer. En el entorno familiar también se vivió con preocupación, como en tod el país, el cáncer sufrido por la princesa de Gales, Kate Middleton, del que se ha recuperado, pero que afectó de forma intensa al príncipe Guillermo.
Su hermano, el príncipe Enrique ha hablado con sereniddad y sinceridad desde su casa Montecito, California, donde reside con Meghan Markle y sus dos hijos, Archie y Lilibet. Aunque su día a día transcurre en un entorno apacible desde que se marcharon en 2020, la mirada la tienen el Reino Unido. El duque de Sussex insiste en que ama su país pero se ha visto en la obligación de defender sus visitas con medidas de seguridad que, judicialmente, han tenido una respuesta en contra si utiliza recuerdos públicos. Enrique insiste en que su estatus como miembro de la realeza lo expone a riesgos inevitables, mientras que el gobierno británico y la casa real sostienen que su salida de los deberes reales justifica un trato diferente. Este revés en los tribunales, confirmada el mismo día de la entrevista, ha avidado esa sensación de vulnerabilidad y la necesidad de encontrar un rasgo de concordia con su familia.
Harry ha reconocido que, pese a sus recientes esfuerzos de acercamiento, no mantiene comunicación con su padre. Insinúa que es un distanciamiento que no pueden permitirse. Con el príncipe heredero la relación es aún más distante, marcada por años de desencuentros. Hay heridas profundas entre él y ellos y no le perdonan lo vertido en el libro.
Desde Buckingham no se ha estimado que esa intervención venga a solucionar nada y especialmente se ha afeado que se especule sobre la salud del rey británico y se ponga en la palestra con un carácter sobreactuado por parte de Enrique, quien además aludía a la reina consorte, Camila, como "su madrastra", lo que tampoco se ha visto como afortunado. Enrique ha querido buscar acercamiento y ha encontrado por ahora indiferencia e incluso parece que ha empeorado el vínculo personal en el seno de su familia.
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