Escándalos, okupas y mafia

La ciudad y los días

10 de junio 2025 - 03:11

Sánchez no está en la Moncloa como el okupa de Bermeo que ha vuelto a poner de relieve la indefensión de los ciudadanos frente a los okupas, en este caso llevado al límite de que la policía actúe contra la propietaria en vez de contra quienes desde hace dos años okupan su vivienda sin que denuncias ni juicios, convocados, pero nunca celebrados, lograran nada. Desesperada, la mujer se plantó en el portal sentada en una silla de playa clamando “yo no me muevo de aquí hasta que esos sinvergüenzas salgan de mi casa”. Acudió la policía, sí, pero llamada por los okupas para echar a la propietaria.

Sánchez perdió las elecciones, pero logró armar esa criatura de Frankenstein que aglutina a populistas de izquierda sumados a los restos del naufragio del PCE, independentistas de la derecha xenófoba, la republicana y la clerical-burguesa, creando eso que llama una mayoría de progreso. Repugna a la ética política por basarse en concesiones vergonzosas que fuerzan, sin romperlos, los límites constitucionales. Pero todo es legal. Está asediado por escándalos con nombres propios –Begoña, David, Koldo, José Luis, Miguel Ángel, Álvaro, Leire– que desde el Gobierno se intentan desactivar achacándolos a la máquina del fango de la derecha y removiendo las cloacas para deslegitimar a quienes los investigan e instruyen. Pero todo es legal. Y lo que pueda no serlo se investiga, instruye y juzga: ayer el Supremo dictó auto de procesamiento abreviado contra el fiscal general del Estado –lo que no tiene precedentes en nuestra historia democrática– por revelación de secretos, sosteniendo que cabe presumir que actuó “a raíz de indicaciones recibidas de Presidencia del Gobierno”.

Ni Sánchez es un okupa ni el PP debería hacer como la señora de Bermeo, ella sí sobrada de razón, plantándose en la Plaza de España de Madrid para pedir el adelanto electoral ante una multitud de entre 50 y 100 mil personas, convocada con el erróneo lema de “Mafia o democracia”. Porque Sánchez tampoco es Vito Corleone. Es, simplemente, el peor secretario general que ha tenido el PSOE en su centenaria historia y el peor presidente del Gobierno que ha tenido España (y mira que tenía difícil superar a alguno), sosteniéndose agónicamente mientras todo se pudre a su alrededor como la Casa Usher de Allan Poe.

stats
OSZAR »