
La ciudad y los días
Carlos Colón
Telebasura, telemanipula
Reconozco que llevo días sin saber muy bien qué deciros. Esta situación dolorosísima que os ha tocado vivir os ha llegado demasiado pronto. Todos estamos preparados para ver irse a nuestros padres. Siempre duele, por muy mayores que sean, siempre duele, pero, a veces revienta. Y ésta, Laura, Andrea, es una de ellas.
Nadie podía ver venir esto, tan inopinadamente, tan repentinamente. Vosotras tampoco. Mamá tampoco. Pero, huyendo de caer en el discurso manido de que esto pasará, tengo que deciros la verdad: no pasará, se queda ese dolor para siempre, solo que el tiempo y, aún es muy pronto para preverlo siquiera, hará un trabajo de acostumbramiento: no será plácido, ni se supera la ausencia, solo que os acostumbraréis a vivir con ese dolor y con esa ausencia.
Nada tenéis que reprocharos. Habéis sido, sois, unas mujeres jóvenes peleando por encontrar vuestro sitio en la vida y eso mamá lo sabe. La queréis mucho y ella a vosotras y lo sabe y lo sabéis. Os diré lo que yo hago por si os sirve. Yo no pienso en lo que no haya sido tan bueno en mi vida con ella. Solo me concentro en las muchas partes buenas que hemos compartido, las que hemos luchado juntos y las que hemos disfrutado y, especialmente, en los momentos de mi vida que han cambiado lo que soy: esos momentos los protagonizáis vosotras, cuando llegasteis aquí, invitadas por mamá y por mí, sin que os lo hubiésemos preguntado, con la mejor de las voluntades. Cuando nacisteis supusisteis la única y más genuina experiencia de amor inmediato y eso nos une para siempre y también me une a mamá para siempre, por lo que, en medio esta devastación, se abre un resquicio para una sonrisa de satisfacción y de legítimo orgullo. Mamá lo tiene. Yo lo tengo. Todos en casa lo tenemos.
No sé cómo os voy a ayudar, pero, sin duda, lo haré. Ya aprenderemos cómo, que la vida es eso. Mientras tanto, ya habéis probado la hiel amarga que hace que la vida tenga tanto valor. Vividla sin miedo. Y no os reprochéis mañana acariciar la felicidad. Que también es eso.
También te puede interesar
La ciudad y los días
Carlos Colón
Telebasura, telemanipula
La esquina
José Aguilar
La corrupción es cosa de hombres
Por montera
Mariló Montero
El marquesado de Nadal
El balcón
Ignacio Martínez
La cordada del Peugeot
Lo último