Nuevo descubrimiento arqueológico en Almedinilla: ¿un pequeño santuario ibero?

Subbética

Un padre y su hija hallan una pieza de cerámica muy bien conservada a resguardo de un pequeño abrigo rocoso

El poblado ibérico del Cerro de la Cruz de Almedinilla arroja nuevos hallazgos: ánforas, lucernas y, por primera vez, un hórreo

El yacimiento bautizado como el Abrigo de África, en Almedinilla.
El yacimiento bautizado como el Abrigo de África, en Almedinilla. / El Día

Almedinilla/Nuevo descubrimiento arqueológico en la localidad cordobesa de Almedinilla. Y, otra vez, de manera casual. El Abrigo de África, como se le ha bautizado, fue descubierto durante un paseo rupestre por los llamados tajos de la Llanás por dos vecinos del municipio, Karim Bouallal y su hija, África Bouallal Pulido, cuando a resguardo de un pequeño abrigo rocoso, como los muchos que hay en la localidad, se toparon con una pieza de cerámica ibérica. Puestos en contacto con el Museo Histórico, los arqueólogos se personaron en el lugar y, a falta de un estudio en detalle, la primera conclusión es que pudiera tratarse de un “pequeño santuario” de época ibérica, como ha aventurado el arqueólogo municipal, Nacho Muñiz.

El lugar tiene una visibilidad directa con el poblado ibérico del Cerro de la Cruz y la necrópolis de los Collados, y se encuentra dominando el camino que, paralelo al río, atraviesa el desfiladero del Caicena. La pieza cerámica encontrada, prácticamente completa, se trata de un cuenco ibérico con concreciones de carbonato cálcico fechado en el siglo II antes de Cristo.

La pieza en cuestión estaba sobre la superficie, es decir, sin cubrir por sedimentación, y si bien pudo haber sido lanzada hacia abajo desde lo alto de las Llanás, la teoría que se antoja "más probable" es que fuera depositada en el mismo lugar hace varios miles de años. Esto es así porque "solo tiene una pequeña rotura de antiguo, y un lanzamiento desde lo alto del tajo la hubiera fragmentado más", explica Muñiz. Además, en la zona existe una cornisa rocosa que hace poco probable que hubiera quedado en esa posición si se hubiera lanzado desde lo alto, razona.

Los íberos y su fascinanción por lo oculto

El experto explica que, "además de lo sugerente de utilizar históricamente las cuevas como viviendas y necrópolis, los iberos debieron mantener esa ligazón con lo oculto y subterráneo, con lo telúrico y el útero materno, convirtiendo cuevas y abrigos en lugares de culto, metáforas de otras realidades".

Panorámica desde los tajos de las Llanás, en Almedinilla.
Panorámica desde los tajos de las Llanás, en Almedinilla. / El Día

Así, existen abrigos rocosos y sobre todo cuevas que fueron utilizadas por los iberos con esta función probablemente. Las más conocidas se ubican en Jaén, como la Cueva de la Lobera en Castellar, con numerosas cerámicas que pudieron servir para realizar ofrendas y libaciones, o la Cueva de los Muñecos en el collado de los Jardines de Santa Elena, con numerosos exvotos de guerreros, mujeres y niños. En Granada, también pudiera haber otros santuarios en la Cueva de las Ventanas de Píñar o en la Cueva de las Tontas, en Montefrío. En otros territorios, Muñiz señala ejemplos como la gran cueva-santuario que tanto iberos como romanos tuvieron en la Cueva Negra, en Fortuna (Murcia).

En el caso de la provincia de Córdoba, el arqueólogo recuerda que se han querido ver cuevas-santuario ibéricas en la Cueva de la Murcielaguina y en la de los Mármoles, en la vecina Priego de Córdoba, esta última visible desde el Cerro de la Cruz. En cuanto a santuarios iberos construidos en edificios ex profeso, Almedinilla se sitúa entre los actualmente conocidos de Torreparedones (dedicado a la diosa madre de la fertilidad Tanit-Astarté que se mantiene en época romana con Dea Caelestis-Juno-Lucina-Salus) y el posible y aún no hallado de la antigua Ilurco (Pinos Puente), caracterizado por muchas placas-exvotos con la representación de caballos.

Detalle del cuenco de cerámica encontrado.
Detalle del cuenco de cerámica encontrado. / El Día

En Almedinilla, además, está pendiente de documentar un posible pequeño santuario ibero en el entorno de unas peñas rocosas y junto a un camino que pudo conectar el Cerro de la Cruz con la zona de Alcaudete.

Almedinilla y sus más de 70 yacimientos

En la localidad de la Subbética ya se han acostumbrado a que, cada vez que se rasga la piel de la tierra, aparecen restos de su pasado lejano. Aunque no por ello deja de sorprender cada nuevo descubrimiento que se produce: enterramientos romanos donde nadie los esperaba, restos de cerámica íbera en mitad de un olivar, huellas de la Prehistoria en un mirador... El municipio, de apenas 2.500 habitantes, tiene ya documentados cerca de 70 yacimientos, lo que probablemente supone la densidad más elevada por población y territorio de toda la provincia. Y, para que ninguno de ellos se extravíe, el Ayuntamiento está inmerso en la elaboración de su primera carta arqueológica, un documento habitual en municipios de mayor tamaño pero que no es tan usual en los de su tamaño.

En escasos kilómetros cuadrados se encuentran la villa romana de El Ruedo con su necrópolis de cremación; la cantera romana de Las Llanás; el yacimiento iberorromano de La Hoya; Los Castillejos, de la época tardorromana-emiral e ibérico; el poblado íbero del Cerro de la Cruz o el yacimiento prehistórico de El Pingorote, cuyo descubrimiento en un soberbio mirador sobre el municipio, también fue fruto de la casualidad.

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