¿Despierta la locomotora europea?
Alemania ha sufrido en los últimos años una compleja coyuntura económica, marcada por la quiebra de un modelo productivo apoyado en el suministro de gas de Rusia, la pérdida de competitividad frente a EEUU y China, y por desafíos estructurales en sectores clave como la industria automotriz. Sin embargo, en la lectura final del PIB en el 1T de 2025, en términos trimestrales, la economía alemana ha avanzado un 0,4% frente a la contracción de un 0,2% en el 4T de 2024, superando las proyecciones del consenso del mercado (0,2%). Esta revisión al alza del ritmo de crecimiento del PIB en los tres primeros meses de este año podría estar explicada, en parte, por el cambio de sentimiento económico que ha generado entre los consumidores y empresarios el nuevo ciclo que abrirá el canciller Friedrich Merz. Una mejora que también se ha reflejado en los mercados bursátiles, donde el índice de referencia alemán se ha situado entre los que más han avanzado desde comienzos de año, y en los datos de mayo del índice de confianza del IFO al repuntar el sentimiento empresarial a 87,5 puntos (vs. 86,9 puntos en abril).
Aunque persisten desafíos significativos, como la competitividad y los altos costes energéticos y un complejo escenario comercial global, este crecimiento sugiere que Alemania podría estar comenzando a despertar.
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