
Carmen Pérez
La inteligencia artificial en las empresas españolas
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una tendencia emergente para convertirse en una herramienta estratégica en el ámbito empresarial, que les permite mejorar su eficiencia, adaptarse a las demandas del mercado y mantener una ventaja competitiva en un entorno cada vez más digitalizado. En España, su adopción está en auge, pero persisten desafíos significativos que podrían influir en su integración efectiva.
Casi el 20% de las empresas españolas emplean sistemas de IA, según señala una encuesta reciente del Banco de España, porcentaje algo más elevado en IA generativa (modelos capaces de producir contenidos, como textos, códigos, imágenes, vídeos u otros productos multimedia, incluyendo chatbots), que en IA predictiva (modelos usados con fines predictivos, de resumen o agrupamiento de big data, incluidas técnicas de machine learning).
Es una tecnología que tiene la capacidad de integrarse en todos los sectores productivos, aunque su uso está más extendido en las ramas de servicios a empresas, como los de información y comunicaciones y en las actividades profesionales, científicas y técnicas, en contraste con las bajas tasas observadas en la agricultura y la construcción, que se sitúan por debajo del 10%.
Las empresas utilizan la inteligencia artificial principalmente para optimizar procesos internos (automatización de tareas repetitivas y la mejora de la eficiencia operativa), para el análisis de datos para apoyar la toma de decisiones y en atención al cliente. En menor medida, se usa para tareas más avanzadas como la innovación de productos y el desarrollo de nuevos modelos de negocio, reflejando que, aunque la IA ya tiene un papel relevante, su uso sigue centrado en funciones prácticas más que estratégicas.
A pesar de su potencial, la adopción de la IA enfrenta varios obstáculos. Uno de los principales es la escasez de profesionales cualificados, seguido por la percepción de los elevados costes de adopción y la indisponibilidad de los datos necesarios para implementar soluciones basadas en IA.
La IA afectará al empleo transformando los puestos de trabajo. Así, el impacto no será tanto en el número total de empleos, sino en la naturaleza y el contenido de estos. Esto pone sobre la mesa la necesidad de invertir en formación y reciclaje profesional para facilitar la adaptación de los trabajadores a las nuevas demandas del mercado, y de forma urgente en nuestro país, que muestra en este aspecto carencias estructurales, por el bajo nivel de habilidades digitales, la menor flexibilidad del mercado laboral y la escasa inversión en capital tecnológico.
Para el futuro, la IA será un motor clave para mejorar la competitividad y el crecimiento económico de las empresas españolas. Diversos estudios, como el de la Asociación Española para la Digitalización, han estimado que puede llegar a elevar la productividad de las empresas entre un 10% y un 30%, y que podría aportar entre un 0,2% y un 1,2% adicional al crecimiento anual del Producto Interior Bruto (PIB) de España en los próximos años, dependiendo del alcance y la velocidad de su adopción. No es poca cosa.
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