El Estado desnudo

Alto y claro

01 de mayo 2025 - 03:09

Las grandes convulsiones, y últimamente en España las padecemos con una frecuencia que da miedo, permiten el espectáculo obsceno de ver al Estado desnudo. Echando la vista atrás ocurrió con los atentados terroristas de 2004, más tarde con la debacle económica de 2008, a una escala enorme con la pandemia de 2020, el año pasado con la dana de Valencia y ahora con el apagón del lunes y la gestión de sus consecuencias.

Uno, en la bendita ingenuidad de la juventud, pensaba que en el puente de mando del Estado estaban adultos con una formación y capacidad de actuación sobrada para hacer frente al cualquier situación por complicada que fuera y para tomar las medidas necesarias de control de daños y de vuelta a la normalidad. A estas alturas, curado ya de espantos por la acumulación de páginas para la historia vividas en la primera fila de la redacción de un periódico, uno ya sabe cómo funcionan las cosas: el Estado queda desbordado en todas las grandes crisis y pone por lo menos tanto empeño en intentar que no se note como en solucionar la situación con los medios a su mano.

En el apagón eléctrico han quedado otra vez al aire, y de qué forma, las vergüenzas de nuestras instituciones. La tardía reacción del Gobierno con una comparecencia absurda, por lo vacía de contenido, del presidente seis horas después del corte total de energía da idea del bajo nivel de respuesta ante una situación que no tenía precedentes. A partir de ahí, todo fue a peor. La falta de explicaciones, la confusión sobre responsabilidades y la ausencia de empatía en las primeras horas con las personas afectadas en los trenes tirados en medio del campo configuraron un panorama desolador.

Pero no sólo el Gobierno de la nación contribuyó a la confusión y la intranquilidad. Sin necesidad de irse a Madrid, aquí cerca el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se apuntó a la tesis del sabotaje informático sin que haya aclarado a estas alturas en qué se basó para airear una teoría que, en ese momento, no hacía otra cosa que crear una alarma injustificada. Que sepamos, hasta ahora el presidente de Andalucía ni se ha desdicho ni ha explicado por qué lo dijo.

Se podrían seguir poniendo ejemplos y más ejemplos de la inconsistencia de las instituciones que, en teoría, se crearon para proteger a los ciudadanos y administrar sus intereses. En crisis como la de esta semana se vuelve a constatar que la sociedad sabe cómo hacer frente a las situaciones complicadas y va siempre por delante del Estado.

stats
OSZAR »