
Monticello
Víctor J. Vázquez
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El balcón
El presidente del Gobierno de la nación ha anunciado una consulta pública sobre la opa hostil del BBVA al Banco Sabadell. Estaba en Barcelona, invitado en la cumbre anual del influyente Cercle d’Economia. Esto se sale de la norma. No es el papel del Gobierno hacer un referéndum más o menos expreso, sobre una operación mercantil, sino asegurarse que se cumplen todos los requisitos legales. Y después, que el mercado decida. Pero ocurre que la oferta pública de adquisición del gigante vasco Banco Bilbao Vizcaya Argentaria al mediano banco catalán ha recibido el rechazo unánime de la sociedad catalana. Eso incluye a patronal y sindicatos, partidos de derechas e izquierdas, catalanistas, separatistas y hasta españolistas.
Cree el personal en Cataluña que es una pérdida de soberanía regional y de oportunidades por reducir la competencia y alejar los centros de decisión del tejido empresarial. Resulta que para la estabilidad del Gobierno son vitales los 14 diputados de Esquerra y Junts en el Congreso. Así que el presidente ha resuelto el dilema saliéndose por la tangente del interés general. Esta es una opa mala para sus intereses. De este modo, ocurra lo que ocurra, se establece un precedente interesante: ¿si viene otro de los grandes bancos norteños a por Unicaja, también habrá esta privilegiada protección política?
Porque no hubo esa consulta a la sociedad cuando fueron desapareciendo una tras otra las cajas de ahorro andaluzas en una cadena de fusiones o absorciones mediante las cuales el Monte de Sevilla, La Caja San Fernando sevillana, la Caja de Jerez, el Monte de Huelva, la General de Granada acabaron bajo la bandera catalana de Caixabank. Y Cajasur acabó bajo enseña vasca de Kutxabank. Sólo ha quedado una entidad bancaria en la mitad sur de España que es Unicaja, que agrupa a las antiguas rondeña, malagueña, antequerana, gaditana, almeriense y jiennense, además de otras de Extremadura, Castilla, León, Asturias y Cantabria. Este proceso de desaparición de cajas provinciales ha dejado en Andalucía un vacío bancario con muchas pequeñas localidades sin oficina ni siquiera cajero automático. Y un poder central lejano. Élites locales localistas y cabezas de ratón con problemas financieros prefirieron en Sevilla, Córdoba o Granada cualquier cosa antes de atender la oferta de Braulio Medel para una fusión tan amplia como fuese posible en una gran caja andaluza. Antes muertos que malagueños.
Y si esta opa del BBVA es mala para el Gobierno, hay otra que parece haberle resultado grata: la que ha ejecutado TVE sobre los restos de un programa basura del que se deshizo Tele5. Me pregunto si llevarse Sálvame a TVE es para el presidente una opa buena. La televisión pública debe ser familiar, para todos los públicos. Desde luego no debería ser elitista, pero tampoco ordinaria.
Pero sobre eso no consultan, ni invocan el interés general.
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