Malos presentimientos

En tránsito

07 de junio 2025 - 03:09

Por fortuna, la bronca política no ha llegado a la calle y la gente común –es decir, la gente con la que charlamos y trabajamos– no ha interiorizado los malos modos que se viven en nuestro desdichado país desde hace ya demasiado tiempo. De momento, las terrazas están llenas, los turistas andan por todas partes y se respira una cierta –cierta, eh, sólo cierta– sensación de bienestar. Pero es indudable que el clima político de bronca y enfrentamiento –como ha ocurrido en la última conferencia de presidentes autonómicos– va calando poco a poco entre la gente a la manera de esas infiltraciones de humedad que van haciendo su trabajo sordo, sin que nadie las vea hasta que un buen día aparece un socavón donde menos nos lo imaginábamos o se viene abajo el techo que creíamos muy sólido.

Una de las peores cosas que están pasando –y de las que nadie parece ser consciente– es que no se están tomando decisiones estratégicas que deberían ser imprescindibles para que nuestro país funcione en un futuro más o menos próximo. Lo único que se hace son trampeos, parches y soluciones provisionales. Y así hemos llegado a una situación que se está haciendo insostenible. Si viviéramos en un edificio –y en cierto modo, una nación lo es– tendríamos los cimientos totalmente agrietados y las paredes amenazadas por toda clase de fisuras y humedades. Y si tuviera que pasar una inspección técnica de edificios, nuestro Estado recibiría la declaración de inhabitabilidad. ¿Cómo es posible que un país que tiene elevados niveles de desempleo no disponga de trabajadores suficientes para la hostelería, por ejemplo? Y yendo más allá, la Justicia es un desastre, la Educación también, y no hablemos ya de los problemas de vivienda o de la situación de las cuentas públicas, ahogadas por un desenfrenado gasto público que nadie sabe hasta dónde podrá llegar. Y por si fuera poco, cualquier experto que se atreva a pensar por sí mismo sabe que el actual sistema de pensiones funciona como una pirámide de Ponzi que el día menos pensado se vendrá abajo.

¿Son conscientes los políticos de estas cosas? Yo diría que no. ¿Y lo somos nosotros, los ciudadanos normales? Yo diría que tampoco. Mal vamos.

stats
OSZAR »