Un Papa en español

¡Oh, Fabio!

09 de mayo 2025 - 03:07

El mundo vuelve a tener un Papa que habla en español. Y decimos el mundo y no la Iglesia Católica, porque si algo se ha demostrado en estos días es el peso que el obispo de Roma sigue disfrutando en todo el orbe, como autoridad moral y como líder espiritual. León XIV es americano en el más extenso sentido de la palabra, desde la industrial Chicago hasta el antiguo Virreinato del Perú. En su discurso tras ser proclamado Sumo Pontífice, Robert Prevost sólo habló en dos lenguas: italiano (idioma de la Iglesia tras el lengüicidio cometido con el latín) y español (lo lleva en su segundo apellido, Martínez). El catolicismo hispanoamericano, desde los misioneros españoles del virreinato hasta los curas de las villas miserias del XXI, sigue siendo una realidad importante debido a que se asienta sobre unos pilares sólidos, los que empezaron a construir los frailes españoles que viajaron con Colón en su segundo viaje, en 1494. Lo que pretendo decir es que está bien que la Iglesia pida perdón por sus abusos y equivocaciones del pasado (no cabría otra en una actitud evangélica), pero también debe felicitarse por sus muchos aciertos. Este nuevo Papa con acento criollo, a lo Vargas Llosa, es producto de esta historia.

Dicen los que saben del asunto (aunque vaya usted a saber, porque el mundo se ha llenado de paracaidistas expertos en papología) que León XIV continuará el espíritu de Francisco. Veremos, porque Bergoglio es difícilmente imitable, tanto en lo bueno como en lo malo. Por lo pronto, en su primer discurso (en el que estaba francamente emocionado, algo que lo humaniza) este agustino usó palabras franciscanas: “paz”, “puentes”, “diálogo”, “iglesia sinodal”, “todos juntos”... Pero habrá que ver cómo llenará de contenido estos términos en los próximos años.

El nuevo Papa tendrá una doble misión. La primera frente a la Iglesia católica, a la que deberá cohesionar tras un pontificado que ha dejado demasiadas heridas, división y una dinámica “progresista” versus “conservadores” que no responde al verdadero espíritu del catolicismo, una realidad inmensa que se alimenta de multitud de corrientes intelectuales y espirituales que van más allá de la polarización de garrafa a la que nos tienen acostumbrados los políticos de hoy y las redes sociales. La segunda misión es respecto al mundo. Francisco, al igual que en su día Juan Pablo II, ha demostrado la fuerza que tienen los mensajes papales. León XIV deberá contribuir a la paz y a un mundo más justo y solidario, como desde hace siglos han hecho los buenos papas.

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