
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Zafias trincheras
Alto y claro
Si el objetivo de los promotores del recalentamiento de la vida política a base de wasaps, audios y filtraciones judiciales era dejar noqueado al Gobierno, enhorabuena: conseguido. Por primera vez en esta extraña legislatura en la que todo es impostación y hay muy poco de gestión, Pedro Sánchez y los suyos se tambalean claramente desbordados por los golpes del contrario y parece que están a punto de caer a la lona. Tanto que a Alberto Núñez Feijóo le ha dado un ataque de ansiedad y pretende dar el golpe de KO con una manifestación masiva el próximo domingo en Madrid.
Recalquemos lo de Madrid, porque no es una circunstancia menor. Estas cosas se viven en el interior de la almendra de la M-30 con una intensidad que no tiene nada que ver con la del resto del país. En Sevilla, en Granada o en Logroño, la vida sigue por sus anodinos cauces habituales, mientras en la capital de España que se conozca una conversación privada de un empresario de dudosa reputación con un abogado de los que se mueven en la ciénaga provoca algo parecido a una crisis de Estado.
Lo que está pasando esta semana recuerda, en bastantes aspectos, a lo que ya ocurrió a mediados de los noventa, cuando a Felipe González le estallaban dos o tres escándalos cada semana que parecía que iban a acabar con él en la cárcel de por vida. Fue la conspiración que años después reconocería el entonces director de Abc en la que se puso en riesgo la estabilidad del Estado porque por medios democráticos no había forma de echar a González.
No quiere eso decir que lo que estamos conociendo estos días no sea cierto o no sea grave. Todo lo contrario. Como fueron ciertos hace treinta años la fuga de Roldán o los manejos financieros del gobernador del Banco de España. Otra cosa es el recorrido judicial que tenga todo lo que se va sabiendo y que va a ser, apuesten por ello, muy escaso o nulo.
Estamos ante una operación política con fines muy claros. Veremos dónde y cómo acaba. Pero una consecuencia clara ha tenido ya. Pedro Sánchez se ha visto rebasado por la ola y ha sido incapaz de articular una defensa eficaz. Es la primera vez que le ocurre a un político educado en la resistencia y con una asombrosa capacidad de adaptación. Cómo se lo están pasando en Madrid...
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